Luego de leer el doble 50-51 es difícil valorar este número, así que intentaré ser objetivo. Los relatos están bien, pero no descollan, ni siquiera el ganador del premio Hugo. Rescato La cicatriz de la nada, de Rodolfo Cifarelli, porque está bien narrado, aunque hace agua en muchos aspectos, y El bosque, de Laird Barron, que logra un clima oscuro, aunque de difícil comprensión.Sin dudas, lo mejor del presente número es el artículo Breve diccionario básico del viajero temporal, de Alan Heiblum, que resulta tan gracioso como didáctico. Lo dicho, un número moderado.Valoración: 3.5
